Ser claretiana hoy es un modo concreto de ser mujer, cristiana, consagrada y misionera. Nos sentimos llamadas a:
- Ser discípulas contemplativas en la acción, en un encuentro personal con Jesús, que transforma nuestra mirada y nuestros sentimientos ante toda realidad humana.
- Vivir los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia.
- Vivir como una sola familia y un solo corazón, en comunidades multiculturales y fraternas.
- Anunciar el Evangelio a todo el mundo.
Nuestra vocación evangelizadora y educadora, desde los inicios, nos ha ido configurando para caminar junto a niños, jóvenes y adultos en distintos ámbitos y lugares y hacerles fácil el camino del encuentro con Cristo.