
26 Oct Familia misionera · Acompasando
En la última parte de “Puntos para la Reforma”, María Antonia París dice, dirigiéndose a Claret: «Mis segundos Apóstoles han de ser copia viva de los primeros, así en el nombre como en las obras. Con la antorcha del Evangelio en la mano han de alumbrar a los hombres más sabios e ignorantes»
María Antonia ve a Claret como Padre de una familia de Apóstoles de Jesucristo, una familia que puede entenderse como un proyecto más amplio que el ramo femenino (Misioneras Claretianas) y masculino (Misioneros Claretianos) de la Orden, contenidos en el primer esbozo de las Constituciones que escribió María Antonia en 1948.
Claret escribe: «En muchas partes de la Biblia sentía la voz del Señor, que me llamaba para que saliera a predicar” (Aut. Claret 120) Y la M. París afirma: “Claret y sus hijos han de dar la ley al pueblo, deben dar testimonio de la Ley que deben predicar a toda criatura” (PR 63)
Los «Misioneros Apostólicos» unirán vida y anuncio, llevarán a cabo la Reforma de la Iglesia del mismo modo en que ésta se fundó, es decir como la vida de los primeros apóstoles viviendo y anunciando a Jesucristo muerto y resucitado.
Los seguidores de Claret, en las diversas vocaciones, «Misioneros Apostólicos» serán Segundos Apóstoles:
- Si sólo buscan la gloria de Dios y el bien de los hermanos.
- Si ellos mismos se alimentan de la Palabra y la reparten abundantemente.
- Si contagian la buena nueva siendo portadores de alegría porque testifican con el ejemplo.
- Si aman a todos, sin acepción de personas, de culturas, de condiciones sociales o religiosas como Jesús y emplean todos los medios para darlo a conocer.
- Si viven sencillamente saliendo a misionar y difunden la Palabra por toda la tierra.
- Si la vida misionera no la hacen compatible con el apego al dinero y al poder
- Si son humildes y predican la cruz de Jesucristo.
- Si saben trabajar unidos en el lugar en que se encuentren y en cualquier cargo que ocupen.
Y sobre todo serán «Misioneros Apostólicos» si uniforman sus vidas, personas y costumbres con su divino Maestro Cristo Jesús (Misionero Apostólico 1).
Claret, porque ya lo ha vivido, él pudo decir: «Vivo con la vida de Jesucristo, Él poseyéndome, posee una nada, y yo lo poseo todo en Él (Aut Claret.754). Jesucristo fue el móvil de su vida misionera: «quien más me ha movido siempre es el contemplar a Jesucristo cómo va de una población a otra, predicando en todas partes, no sólo en las poblaciones grandes sino también en las aldeas; hasta a una sola mujer, como hizo a la Samaritana. Desde un principio me encantó el estilo de Jesucristo en su predicación. (Aut 221-222)
No sólo Claret tuvo una misión que realizar, sino todos “los que tenemos su mismo espíritu”. El Padre Claret nos señala el camino: “Enamoraos de Jesucristo y del prójimo y haréis esto y mucho más que yo”. Así podremos llamarnos y ser FAMILIA MISIONERA CLARETIANA.
Por Encarnación Velasco