24 May ECO Pentecostés: Domingo 28 de mayo de 2023
Evangelio de Juan 20, 19-23:
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Comentario:
¡Espíritu Santo, enséñanos a soñar!
Pentecostés plenifica la experiencia pascual del Resucitado. Suscita en nosotros encuentros generadores de vida, es impulso para la misión, el amor y la misericordia de Dios con su pueblo. Es vitalidad y fuerza que impulsa a salir de nosotros mismos, al encuentro con los demás. Rompe nuestras cadenas y nos abre a gozar de la libertad de sentirnos hijos amados de Dios. Nos mueve a echar fuera el temor, la desigualdad, el poder y todo aquello que atenta contra la comunión.
Una vida, una Iglesia, un mundo, impulsado por el Espíritu, no deja nunca de soñar, de luchar por dar respuesta a los desafíos que se presentan. Es una llamada a renovar nuestra manera de dar respuesta a la realidad de este mundo cada vez mas sumergido en la autoreferencialidad que empobrece la vivencia comunitaria y fraternal. No es posible celebrar esta fiesta que abre el entendimiento, hace comprender las escrituras y la misión de Jesús y quedarse indiferente a su causa de defender la vida, dignificándola y cuidándola.
Hoy debemos experimentar este “viento”. Levantemos la cabeza y aspiremos profundo para que nos interiorice y haga brotar nuestra fuente profunda. Hay viento, hay rumbo, hay destino, hay misión. Hoy es un día muy especial para entrar un momento en nuestro interior y escuchar, más allá de lo cotidiano, lo acostumbrado, la voz de Dios y el viento, suave y poderoso, capaz de empujar nuestra nave a buenos puertos.
Pidamos por nosotros, la Iglesia y el mundo, el “viento” de Jesús. Hoy es día para anunciar nueva reconciliación, nuevo lenguaje de paz, capaz de superar barreras y divisiones, hoy es día de nuevas actitudes frente al hermano. Es día para dejar escuchar dentro de nosotros al Espíritu de justicia y de verdad ¿Le abriremos nuestro corazón? Dejémonos invadir, fortalecer, impulsar por el Espíritu que nos llevará a la construcción de cielos nuevos y tierra nueva.
Sandra Mancía