05 Jul ECO: Domingo 9 de julio de 2023
Evangelio de Mateo 11,25-30
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y dela tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrareis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.
Comentario:
GRACIAS, PADRE, PORQUE TE HAS REVELADO A LOS PEQUEÑOS.
Sí, Padre, te damos gracias porque al primero que te revelaste fue a Jesús, Rey que desde la pobreza y humildad recorre el camino de su realeza, cumple la voluntad de Dios y lleva la paz a las naciones.
Sí, te damos gracias, por la predilección que tienes por lo humilde y pequeño, desde esas actitudes se obran grandes cosas en nosotros, como en María, “Dios hizo grandes obras por mí” en esa sencillez y confianza encontramos el empuje y la motivación para afrontar las circunstancias y avatares de la vida cotidiana, que producen cansancios y agobios. La concreción de lo pequeño.
Desde el Espíritu que habita en nosotros podemos reconocer que aún no conocemos ni al Padre ni al Hijo, pero desde la actitud de los pequeños, acogeremos la invitación de Jesús: “Venid a mí”, confiad en mi Palabra, yo os aliviaré, os conduciré a la sencillez de corazón, y encontrareis el alivio que buscáis.
Carguemos con el yugo aprendamos de Él que es infinita humildad y mansedumbre, ahí encontraremos descanso, pero solo si estamos convencidos de que su yugo es suave y su carga ligera.
Desde nuestra pequeñez, confiemos en El, como un niño en brazos de su madre, entonces Jesús, el Hijo, nos revelará al Padre, y nuestra vida será una aceptación de su voluntad, escuchando, venid a mí los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré.
Concédenos, Señor ser sencillos, agradecidos, mansos y humildes, haznos dignos de que nos muestres al Padre. Amén.
Elsa Merino