31 Mar ECO: Domingo 9 de abril 2023
Domingo de la Pascua de la Resurrección
EVANGELIO de Juan 20, 1-9:
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó. Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos. (Jn 20,1-9)
COMENTARIO:
Vio y creyó.
María Magdalena es la primera testigo de la resurrección, va muy temprano al sepulcro, el amor es siempre pronto en buscar al ser amado. Ella va para poderlo ver, aunque esté muerto, pero encuentra la piedra sacada, se asusta, no se asoma, no sabe si está el cuerpo o no, ella corre a buscar otros amigos para compartir con ellos su dolor, y de alguna manera pedirles que hagan algo para recuperar el cuerpo de Jesús. Pedro y el otro discípulo a quien Jesús amaba salieron hacia el sepulcro. Ambos corren también asustados, se han llevado el cuerpo. El que Jesús amaba corre y llega primero, pero por respeto a Pedro no entra espera que sea Pedro el que entre primero. Cuando entra nos dice el evangelio que vio y creyó.
¿Qué vio? La tumba vacía, las vendas y el sudario en lugares separados.
¿Qué creyó? Dice un biblista que el verbo empleado para decir creyó, más bien quiere decir empezó a creer, es decir empezó un proceso de fe en la resurrección. El evangelio nos dice que no habían comprendido que Jesús tenía que resucitar de entre los muertos, Él se lo había dicho en repetidas ocasiones, pero ellos no entendían. La resurrección no es un hecho comprobable, sino un hecho que se acepta en la fe. Si falta la fe, la resurrección pasa a ser una leyenda. De hecho de este sepulcro vacío salieron dos mensajes diferentes, uno la fe en la resurrección; otro el de los guardas, los discípulos se llevaron el cuerpo. Desde aquella mañana de primavera en la Jerusalén del primer siglo quienes se han encontrado con el Resucitado y se han dejado amar por El, no pueden hacer otra cosa que correr y anunciar la BUENA NUEVA, ¡JESÚS ESTÁ VIVO ALELUYA!
Regina Tutzó rmi.