10 Feb ECO: Domingo 26 de febrero de 2023
Evangelio de Mateo 4,1-11:
Jesús ayuna cuarenta días y es tentado
En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.» Pero él le contestó, diciendo: «Está escrito: «No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.»»
Entonces el diablo lo lleva a la ciudad santa, lo pone en el alero del templo y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras.»» Jesús le dijo: «También está escrito: «No tentarás al Señor, tu Dios.»»
Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y, mostrándole los reinos del mundo y su gloria, le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras.» Entonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está escrito: «Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto.»»
Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.
Comentario:
HAY DESEOS QUE SE NOS CUELAN.
Jesús acaba de ser proclamado Hijo de Dios en el bautismo y el evangelio a continuación nos muestra a Jesús sufriendo las mismas tentaciones de su pueblo. El hambre es una de las tentaciones del pueblo de Israel que le hace mirar al pasado, pero hay una marcada diferencia con su pueblo, que Jesús aquí saldrá victorioso.
Mateo nos dice que Jesús movido por el Espíritu se retira al desierto para ser tentado y que después de un largo ayuno siente hambre, eso es normal que sucediera, cualquiera de nosotros sentiría hambre al día siguiente del ayuno y es entonces cuando aparece el tentador aprovechando esta situación. El tentador trata de convencernos, y llevarnos a su terreno con halagos para ver cómo andamos de fe, cuales son nuestros puntos débiles, nuestras necesidades, quiere que busquemos nuestro propio interés y alimentemos nuestro ego para así irnos alejando del proyecto del Reino
Jesús experimenta la fragilidad como cualquiera de nosotros y eso nos hace sentirnos caminantes con él. En el camino sentimos miedo e inseguridad porque estamos incompletos, y aparece en nosotros la limitación, en forma de fragilidad, hasta el punto de que el conflicto interno nos pone a prueba, incluso se nos muestran, a veces, cómo algo inocente y hasta buenas, añadiendo la insistencia que es otra de las características que percibimos en este texto. El tentador, es astuto, utiliza una forma muy sutil y suave a la vez ¿Quién no desea erradicar el hambre, saciar de pan, dotar la dignidad a tanta gente? Tantos mensajes escuchamos invitando a la solidaridad, al compartir, a la acogida y son necesarios pero a veces se nos cuelan otros intereses y el tentador lo aprovecha para seducirnos. Generalmente el tentador pone una serie de condiciones en las que entra a formar parte la manipulación, el espectáculo y como consecuencia se cuela la vanidad.
Las tentaciones que hoy se nos presentan seguramente pueden estar revestidas de otro ropaje pero son siempre las mismas Por eso hemos de estar atentos a tener hambre sí pero de más justicia y solidaridad sin caer en la tentación de buscar aquello que satisface únicamente nuestros deseos y nuestro ego.
En el camino no estamos solos Jesús viene con nosotros y además encontramos hermanos/as que nos acompañan para convertir el desierto en un mundo nuevo.
Dios nos llama a servir, a caminar junto a otros/as, no a dominar.
Ángela Martínez
Misionera Claretiana