14 Dic ECO: domingo 17 de diciembre de 2023
TERCER DOMINGO DE ADVIENTO
Evangelio según san Juan 1,6-8.19-28:
“Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.
Y éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran: «¿Tú quién eres?»
Él confesó sin reservas: «Yo no soy el Mesías.» Le preguntaron: «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?» Él dijo: «No lo soy.» «¿Eres tú el Profeta?» Respondió: «No.»
Y le dijeron: «¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?»
Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: «Allanad el camino del Señor», como dijo el profeta Isaías.»
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?»
Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.»
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando”.
Comentario:
“EL CORAZÓN DE JUAN”
Leo el Evangelio y me gustaría preguntarle a Juan: ¿cómo has sentido que Dios te ha enviado? Eso de ser testigo de algo que todavía no ha ocurrido, habrá sido un lanzarte al vacío, ¿no? ¿Ha sido muy difícil acoger esta llamada? ¿Cómo has acogido en tu corazón que se estaba inaugurando en la historia un acontecimiento sin precedentes?
Es verdad, conocías a Jesús desde la infancia. Sin embargo, tu misión no es la del primo que promueve a su familiar o promociona su carrera. Tú humildemente le acompañarás para entrar en la escena de su Pueblo.
En tu corazón está claro quién no eres y esto te llevará a situarte en el lugar modesto, de mediación. Sientes que no eres la luz, porque Jesús lo es; sabes que no eres profeta, ni mucho menos el Mesías. Lo es Jesús. Hasta para “desatar sus sandalias”, un gesto de acogida en la casa que hacía la servidumbre, te sientes indigno.
Tu corazón está lleno de una sola palabra “¡preparad!”. Y no se calla ni siquiera en el desierto, porqué está preñado, como la historia, de la espera: “Allanad el camino al Señor”.
Me gusta pensar en este corazón tuyo que nos pone alerta y recuerda que Dios está en medio de nosotros. Pero, porque somos incapaces de reconocerlo y tú sí lo conoces, Juan: muéstranos a Él. En el momento histórico que estamos atravesando, parece que Dios está escondido, necesitamos personas como tú que ayuden a reconocerlo y manifestarlo. Quisiéramos pedir contigo al Dios de la vida y de la paz, que la humanidad allane los caminos al Encuentro del Dios-con-Nosotros.
Faltan pocos días para celebrar la Navidad. Está bien preguntarnos: ¿qué caminos de la vida tengo que allanar para que se dé el encuentro con el Señor? ¡Compártenos tu corazón Juan, familiar de Dios!
Jolanta Kafka
Misionera Claretiana