07 Feb ECO: domingo 11 de febrero de 2024
Evangelio de Marcos 1, 40-45:
«En aquel tiempo se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
– Si quieres, puedes limpiarme.
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó diciendo:
– Quiero, queda limpio.
La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente:
– No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.
Pero cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a Él de todas partes.»
Comentario:
JESUS ATIENDE A LA PERSONA, LA TOCA
Es admirable la confianza y sencillez del leproso. Sin preámbulos, y parece que, sin «cortesía» ninguna, le dice: «Si quieres, puedes limpiarme». Suena como un desafío que el leproso le hace a Jesús. No consta su nombre, ni de donde viene el incurable… ¿Puedo ser yo, tú, todos?
El relato es muy escueto, no da detalles ambientales, va directamente al grano. La petición es desesperada: clama por su curación y ¡se pone de rodillas! No parece que este sea un gesto de adoración sino de reconocimiento de la fama que ya tenía Jesús.
La respuesta de Jesús también es inmediata, misericordiosa: «siente lástima…». Además, es una respuesta tangible: «extendió la mano y le tocó…»
Jesús toca nuestra «lepra», nuestras limitaciones, nuestros dolores, nuestros defectos.
Y, ¡cómo no!, la incertidumbre y desorientación de nuestro mundo actual…
Después de esta actuación positiva de Jesús, viene un «mandato» negativo: «No se lo digas a nadie…» Nuestra sorpresa es que el ciego no obedece. Manda más en él la alegría que el silencio impuesto. El alabar, el comunicar y hablar del bien recibido, ¡hace bien a los demás! Jesús no le reprocha esta «desobediencia», pero le aconseja lo que debe de hacer…»como manda Moisés». Jesús ratifica su convicción: «No he venido a destruir la ley y los profetas, sino a darle su pleno cumplimiento.»
¿CÓMO, EN DÓNDE, CUÁNDO… ME ACERCO, » TOCO» A LAS PERSONAS… O ME DEJO ACOMPAÑAR, CONDUCIR….?
Mª Pilar Palacín
Misionera Claretiana