Testimonio desde La Fragua Claretiana

25-05-2024-fragua-p

Testimonio desde La Fragua Claretiana

ENCUENTRO DE LA FRAGUA CLARETIANA EN LOS NEGRALES- MADRID-ESPAÑA 

Con la invitación especial del Gobierno General cmf. desde la Prefectura de Espiritualidad, para participar del Encuentro de Fragua de los 65 y más, Daiser Araújo de Venezuela y yo, Teresa Villabona de Colombia, como regalo especial de Dios a través del Gobierno Provincial de Latinoamérica, se nos convocó para formar parte de este grupo de los hermanos Claretianos a realizar el  Encuentro Fragua de 65 y más, con un mes de duración, en la localidad de la antigua Casa de Formación de la Provincia de Santiago, situada en los Negrales, en las afueras de Madrid, España. Venidos de diversas partes del mundo (Argentina, Brasil, Bolivia, China, España…) nos reúne el Espíritu de Dios a misioneros y misioneras Claretianas. Un total de 15 personas, entre ellas, Elsa Merino, Formando parte del equipo Coordinador. Las tres claretianas vivimos intensamente la experiencia Fragua desde el 15 de febrero hasta el 17 de Marzo.  Hemos realizado una densa programación de actividades, cuyo objetivo general fue el ofrecernos un espacio personal y fraterno, para recorrer juntos y juntas el itinerario de la riqueza espiritual-carismática de la Fragua. 

Después de la Eucaristía inicial, se dio lugar a las presentaciones de cada participante. De ahí en adelante, y después de este rigor de protocolo, se contó con muchos espacios de reflexión y de encuentro donde pudimos hacer memoria agradecida del itinerario vital personal y comunitario, para ir armonizando en gradual profundidad, nuestro presente personal y misionero claretiano y prepararnos con mayor intensidad para abrazar con esperanza agradecida un futuro que responda con mayor fidelidad a la gracia vocacional recibida. Para esto la inspiración claretiana de la Fragua nos brindó la mediación luminosa de encarar y valorar las diversas etapas del camino recorrido a lo largo de nuestro proyecto vital como personas y consagradas misioneras al Reino de Dios. 

Con la ayuda del Señor y acompañados de la profunda, atenta y alegre presencia del equipo Coordinador del Encuentro formado por Boni Fernández, Salva León y Elsa Merino, hicimos el recorrido. 

El primer momento fue para leer y acoger nuestras propias historias como itinerarios de vida y misión confrontados siempre por la luz del Espíritu que llamó, condujo y acompañó a San Antonio María Claret y a nuestra Madre María Antonia París en sus experiencias fundacionales y misioneras. 

El segundo momento como experiencia de mayor profundidad orante en silencio y en desierto, fue la realización de los Ejercicios Espirituales enclavados en la profundización de los relatos bíblicos de las grandes figuras del relato bíblico, de su respuesta fiel a una elección misionera de Dios de ser portadores de su amor Misericordioso y liberador.  La relectura hecha en claves de escucha, de percepción del llamado, de sus dificultades y obstáculos para realizarla y de la fidelidad de sus respuestas al plan de Dios, se percibieron modélicas para nuestros itinerarios de fe y de nuestras respuestas a la gracia de la elección y consagración como misioneros y misioneras, tratando pobremente de caminar siempre a la sombra y en la dirección de Jesús, de María Inmaculada y de nuestros Fundadores.  

Desde los espacios variados y profundos de oración, de la liturgia y del compartir de hermanos, sentimos hondamente la fuerza transformadora de la Palabra, de la Eucaristía, junto a la presencia materna de María, y la comunión fuerte con nuestras hermanas y hermanos, con las personas e inquietudes de nuestros centros pastorales y de toda la Iglesia y el mundo. Fue muy estimulante y acertada la compañía permanente del equipo Coordinador del Encuentro.  

Con ellos, en alegre fraternidad y profundidad reflexiva pudimos vivir el cuarto momento del encuentro que consistió principalmente en resituarnos comprometidamente en una nueva etapa de nuestra vida y de nuestra consagración misionera. 

Así, con la presencia y acción del Espíritu en todos nosotros y nosotras, en ambiente de oración y de contacto profundo y permanente con la palabra de Dios, se iluminó de fe nuestro presente histórico y nos llevó a asumir con agradecimiento todos los dones de Dios y todos momentos y experiencias hasta ahora vividas de manera que cobró mayor sentido la exigencia del construir mejor la vida que nos resta y dar mayor base al crecimiento espiritual como correspondencia amorosa a la gracia de Dios que nunca ha sido estéril en nosotros y nosotras. Desde la memoria agradecida del pasado, aprender la solicitud y el cuidado de los dones de nuestra naturaleza y de la vida, que sea preparación para vivir fielmente y con mayor compromiso el futuro que nos queda si lo transitamos con esperanza y gratuidad misioneras. 

Agradecemos al Señor la bondad de ser participantes de este hermoso encuentro de Fragua. Su don amoroso y la luz de su Espíritu nos han permitido vislumbrar mejor el camino. Agradecemos a Bonifacio, Salvador, Elsa, Félix, Hortensia y Alberto quienes, desde su palabra de vida, y desde el marco vocacional de la Palabra misionera, nos ofrecieron un camino sólido de reflexión orante y agradecida por nuestra vocación claretiana. Ellos nos facilitaron experimentar el don de Dios de la Fragua hecha posible en nuestras vidas. Dios ha estado grande con nosotros y nosotras, porque en el camino las sombras y heridas vividas, nos han ayudado a reconocerlas aceptarlas y hacerlas experiencias de aprendizaje para el proyecto y el camino que todavía nos falta por recorrer.  

Haciendo un balance agradecido y sereno de lo que ha sido nuestra existencia, concebida como Fragua, cincelada por el fuego del Espíritu de Dios, reconocemos el apoyo espiritual que significó el realizar este mes de encuentro fraterno. De la mano de María Inmaculada, apoyadas en la oración y afianzadas  en la comunión fraterna que nos acompañó durante este itinerario claretiano, volvemos a nuestras comunidades, con el corazón templado por el mismo Fuego misionero que iluminó y santificó a San Antonio María Claret y a la M. Antonia París.  

Teresa Villabona