20 Sep La melodía de la vida….
Decía Albert Espinosa en uno de sus libros que en la vida, en ocasiones, podemos encontrarnos con personas muy valiosas para nosotr@s, lo que él llama perlas, pero “cada ochenta o noventa perlas aparece un diamante. Un diamante, para que me entiendas, es una de esas personas que se hace tan básica y tan importante en tu vida que parece creada únicamente para ti…”
Y eso fue lo que vivió Mª Antonia París con Florentina Sangler… su hermana y compañera, como ella la llamaba, una gran mujer, que junto a ella abandonó la Compañía de María, para acompañarla en esos primeros y difíciles momentos previos a la fundación de la Congregación de Misioneras Claretianas… por eso, el dolor Mª Antonia sintió cuando Florentina enfermó y falleció repentinamente sin ni siquiera haber hecho su primera profesión como claretiana, fue una de las pruebas más duras a las que tendría que hacer frente en su vida. Así nos lo relata en su Autobiografía:
“La pena que inundó mi alma en esta tristísima ocasión, sólo podrá comprenderla el que conozca la simpatía que sienten dos corazones que Dios une para sí con un mismo espíritu. El dolor que sentí fue igual al amor que le tenía, pues no era menos que el mismo amor que Dios compone, y la amaba como a parte de mi alma. Así que sentí tanto dolor en esta triste separación, ¡como que se apartara mi alma del cuerpo!¡Qué de cosas me afligían a la vez!!! ¡Su pérdida irremediable!! el país tan desconocido!! mi soledad tan completa!!!!… Porque aunque me quedaban las tres jóvenes, eran tan tiernas en la práctica de las virtudes, que necesitaban todo mi valor y esfuerzo para no desfallecer de su buen propósito. ¡Oh juicios impenetrables de Dios!!! Me promete Dios a esta criatura para ayudarme: llámala Su Majestad para que me siga: obedece fiel al llamamiento divino, y apenas habíamos asentado el pie al lugar del llamamiento, se la lleva para sí, sin duda para darle el premio de su encendido celo, y me deja otra vez tan sola como el día que me llamó. (Aut. MP, 180)”
Hoy, 20 de septiembre, recordamos a Florentina, sin olvidar la importancia de la amistad, de esas personas que Dios pone en nuestro camino, que iluminan nuestras sombras, nos apoyan en los malos momentos y comparten nuestras alegrías e ilusiones…. Porque como claretianas somos y estamos llamadas a vivir formando una sola familia, un solo corazón, más allá de nuestra propia identidad individual…